Nos bajamos en la capital y tras coger un taxi comenzamos a buscar un hostal céntrico donde pasar la noche y poder tomar algo. La elección, Plaza Fuente Osmeña, dedicada a su hijo predilecto, el fallecido presidente de Filipinas don Sergio Osmeña.
Pero todo bién, realmente aquí la gente no es para nada pesada como en otros sitios de Sur-Asia, aunque lo que si es imposible evitar que me incomode es la típica imagen del guiri gordo y sudoroso cincuentón con su exclava filipina a su total servicio. No se porque se suele cumplir este estereotipo, pero dentro de la variada fauna que ves alrededor de la prostitución suele ser el personaje que peor trata a la chica, más como si fuera su perra que otra cosa, sin entrar en temas de edades, claro.
Bueno, con esta reflexión a la cama y a empacar de nuevo las cosas para el próximo vuelo destino Puerto Princesa
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