Puerto Princesa es un poco más grande de lo que me imaginaba en un principio, aunque no deja de tener el encanto de una ciudad fronteriza y deslocalizada, caótica como todas pero con un fuerte ritmo apartado de los ingresos que puede suponer el turismo.
Vale la pena acercarse por el mercado central, una verdadera experiencia para todos los sentidos, pero aparte de esto, no hay nada más interesante, esta es realmente una ciudad puente, donde los turistas hacemos un alto de 1 o 2 días como mucho en nuestro camino hacia otro destino, o para dar el salto (4 duras horas en Jeepney) para visitar el río Subterráneo, dicen que el río navegable más largo del mundo, precioso la verdad, pero una pena que solo permitan ver una pequeña parte de su recorrido.
Hay mucho mono de agua ya.....