viernes, 20 de julio de 2007

Sibenik

Lo primero que nos llamo la atención llegando en tren desde Zagreb a Sibenik (tren nocturno por 21 €en asientos reclinables) es el increíble parecido del paisaje con el Español, si te levantas un poco desubicado puedes creer que te encuentras en cualquier lugar de la costa Mediterranea hace 30 años, y si controlan tan bien como nosotros la especulación inmobiliaria en breve tendrán una costa tan horriblemente urbanizada como la nuestra.
Con las costumbres y la forma de ser de la gente ocurre lo mismo, y aunque íbamos avisados de lo antipáticos que son con el turista, no nos hemos encontrado nada fuera de lo común y que no hayamos visto también en nuestra costas mas visitadas.
Los precios de las cosas practicamente igual, aunque la comida en restaurantes si que es ligeramente mas barata, realmente por ahora solo hemos comido una vez fuera y por 17 euros comimos un excelente Lignje (calamar a la plancha), un Gulash (carne estofada con puré de patatas), cuatro Pivo (Cervezas) y dos Pelinkovac (Licor de hierbas demasiado amargo para mi gusto). Todo esto en el Restaurante Penkala, calle Jeronima Milete 17.
Hablando del transporte, aquí el tren es mas barato que el autobús, aunque la red de ferrocarril no es muy extensa, y si nos queremos desplazar por la costa seguramente debamos optar por autobús o barco.

Volviendo a nuestro centro de operaciones, Sibenik es un todavía agradable pueblecito en el que hay varias opciones de Sobe (Alojamiento en casas particulares) y algún hotel, aunque si queréis hacer como nosotros y optar por un camping el mas cercano esta a 6 Km al Sur, Camp Solaris, con la misma política de ˝Pegate por el sitio con el vecino˝ que tenia nuestro camping de Venecia (16 € 2 personas y 1 tienda); correcto pero con una playa bastante concurrida, aunque solo tenéis que desplazaros hacia algún lateral para disfrutar de mas tranquilidad.
Aquí me gustaría hacer un inciso al referirme al mar, dicen que el Adriático es el mar más limpio del mundo, no se cuanto de verdad habrá en esa afirmación, pero con unas aguas increíblemente transparentes, con un mar tranquilísimo ayudado por la barrera natural que crean la infinidad de islas que hay frente a la costa y con unas playas formadas mayormente de piedras, puedo decir que para mi fue lo que más me fascinó.
En el pueblo aparte de disfrutar de la catedral de San Jacobo ( totalmente construida en piedra ), las vistas desde el fuerte de Santa Ana y las callejuelas que recuerdan a un Albaicin de casas de Piedra, poco mas de interés hay. Pero los alrededores nos ofrecen muchas posibilidades interesantes que iremos contando en otras entradas.

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